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En cualquier nación desarrollada las actividades de investigación ocupan un lugar privilegiado y estratégico en el funcionamiento de la sociedad. Este hecho no es una casualidad si se considera que la investigación genera nuevas tecnologías que son aplicadas en todos los campos, especialmente, en el área biotecnológica, la cual se considera estratégica en el sentido de proveer los medios mas avanzados que garanticen el bienestar de la población en los ámbitos de la salud, alimentación, vivienda, seguridad social, etc.
La formación de líderes en ciencia y tecnología es un largo proceso que se logra no solo enviando al becario a un curso de Post-grado a una Universidad prestigiosa en el extranjero, en realidad, es un fenómeno mas natural y al mismo tiempo mas sencillo que comienza desde los estudios de Pre-grado en un proceso que implica una sólida formación vivencial del científico en el escenario donde se produce la ciencia y que vulgarmente llamamos "laboratorio". Cuando un estudiante de Pre-grado toca las puertas de un "laboratorio" impulsado por la curiosidad o por una fuerza inexplicable que no conoce (pero que lo atrae hacia un área determinada del conocimiento) los "líderes" de ese laboratorio tienen el deber de iniciar el seguimiento de ese estudiante y de demostrar que realmente es un científico en potencia, para así planificar los pasos a seguir, llevándolo de la mano por los caminos de la ciencia de manera que en un futuro sus estudios de Post-grado sea un instrumento en el logro de la excelencia científica y NO el objetivo final con fines cosméticos que le permiten el "ascenso" dentro del escalafón Universitario, convirtiéndolo en otro eslabón de la cadena alimentaria que depreda los recursos de la Universidad para satisfacer sus mezquinas necesidades.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología en la Universidad depende de cada uno de sus integrantes, los profesores de cada Cátedra de cualesquiera de nuestras facultades puede preguntarse: El conocimiento que llevo a mis estudiantes y que para muchos no ha cambiado en años ¿tiene verdaderamente alguna utilidad? ¿Cómo mi persona y los profesores de mi cátedra podemos contribuir a la solución de los problemas que afectan a nuestra sociedad? ¿ Puede nuestra cátedra generar servicios y conocimientos nuevos a partir de la investigación que sean la base de industrias que generen empleo y riqueza? Las respuestas a estas preguntas es un rotundo SÍ. Los profesores pueden asociarse en equipos de investigación y mediante políticas de investigación cuidadosamente estructuradas convertirse en canales a través de los cuales el conocimiento fluya hasta el ser humano transformando a la Universidad en un ente imprescindible para el progreso y bienestar nacional.
Actualmente, la investigación en Venezuela al ser evaluada de manera minuciosa no puede justificar de manera razonable la cantidad de recursos invertidos en los últimos 40 años, ya que, los productos en forma de descubrimientos, desarrollo de nuevas tecnologías, producción de nuevo conocimiento y su publicación en revistas científicas de impacto son casi nulos. Lamentablemente, la Universidad venezolana y nosotros mismos somos culpables de esta situación, ya que hemos permitido que la casa del conocimiento se haya convertido en la casa del clientelismo, la política y la ineficiencia. La Universidad debió permanecer limpia pero fue también alcanzada por la descomposición social que la rodeaba.
El relanzamiento (y renacimiento) de nuestro país en el milenio en puertas va a depender de que tan bien desarrollemos tecnologías adaptadas a nuestro medio para resolver nuestros propios problemas. En este marco se inserta nuestro Centro, una institución que ha sido creada pensando en la capacidad que tiene la Universidad a través de su personal, de resolver problemas, crear nuevas tecnologías en el diagnóstico y manejo de enfermedades comunes y preparar al mismo tiempo a la generación de relevo que se va a encargar de sustentar ese ansiado renacimiento a través de las generaciones venideras.
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